Se trata de una ruta de 1:45h, sin pasos complicados, para perros de cualquier tamaño aunque un poco ágiles para sobrepasar pequeños desniveles. Como no encontramos lugares para beber agua hasta el final es necesario que lleves contigo para darle de beber a lo largo del camino.
Salimos desde Ainsa cogiendo el camino que parte del aparcamiento del polideportivo hacia el norte. La ruta nos adentra en una zona de huertos y campos multiusos que le dan un curioso y agradable ambiente a esta primera parte del camino.
Nos iremos encontrando cruces con otros caminos y siempre tendremos que ir escogiendo el que nos lleva hacia la derecha.
Solamente abandonaremos el camino cuando nos encontremos en una curva hacia la izquierda en la que veremos un coche antiguo adornado y en lo alto de la monte a la derecha ya podemos ver la ermita de Santa Ana, nuestro primer destino.
Entonces haremos recta esa curva cruzando por la linde de un campo(foto que nos permite conectar con la pista que unos metros más adelante empieza a subir a la ermita de Santa Ana.
El enclave de la ermita merece una pausa, que aprovecharemos para dar de beber a los perros y contemplar el paisaje que nos ofrece el río Cinca y sus terrazas fluviales.
Continuamos la pista que nos lleva hasta la carretera que sube al Pueyo de Araguás, donde empezamos a cruzarnos con alguna ruta BTT.
Caminamos por ella aproximadamente un kilómetro en dirección el Pueyo. Quizá esta es la parte menos divertida del camino por transcurrir sobre el asfalto, pero merece la pena hacerlo para disfrutar del paisaje del último tramo de la ruta.
Y empieza el disfrute cuando después de una curva carteles de Btt y GR nos despiden del alfalto. Apartir de ahora el GR19 dirección Ainsa se convertirá en nuestra guía para lo que reste de camino.
Hemos llegado a las badlands y los perros muestran una alegría extraña que parece les produce correr colina arriba y abajo.
Pero para ellos lo mejor llega al final de este original paisaje geológico cuando atravesamos un riachuelo. Allí beber agua fresquita y darse un remojón es el mejor premio que podía ofrecerle la naturaleza.
El GR19 ahora nos lleva por la carretera que viene del Soto y nos introduce en Ainsa por un camino de tierra paralelo.
Y retomaremos la carretera, cruzando un pequeño barranco, cuando nos acerquemos al desvío que nos devuelve al punto de partida.
Así cerramos la Perruta circular, los perros están cansados, han disfrutado de diferentes terrenos, paisajes y olores y nuestro vínculo se ha reforzado disfrutando juntos de esta #perruta.
Volvemos con más.